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Mi experiencia con el sueño infantil 3 – ¿los niños duermen mal porque son así o porque los hacemos así?

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Hace unos meses publiqué los dos primeros artículos sobre mi experiencia con el sueño infantil.

En el primero, te conté lo mal que lo pasé los primeros nueve meses de vida de mi hijo porque no dormía más de 2-3 horas seguidas.
En el segundo, tras la primera noche en que mi hijo durmió seguido (a sus 9 meses) hasta que tuvo 3 años y medio te contaba que mi hijo dormía toda la noche seguida. 

En este tercer capítulo te voy a contar mi otra experiencia con el sueño infantil: el dormir de mi hija.

En el título me preguntaba si los niños duermen mal porque «son» así o porque los «hacemos» así.


Imágen tomada de Pinterest  aharvestofblessing.com

Desde mi experiencia, los hijos nacen siendo ya de una manera. Nacen con unos gustos determinados, un carácter determinado, unas tendencias determinadas y que luego van modificándose con la educación.

En el sueño es igual. Los hijos nacen con una manera de dormir, una determinada facilidad o dificultad para conciliar el sueño y un gusto o no por dormir.

Si me lees, probablemente ya sabes que mis hijos se llevan año y medio. Cuando mi hija nació, mi hijo todavía dormía en la cuna, llevaba pañal y no hablaba. Todavía se despertaba unas 3 veces cada noche.


Mi hija en cambio, nació y la primera noche en el hospital durmió 8 horas. 
No te lo vas a creer pero la primera noche tras dar a luz, a las tres de la mañana me desperté y calculé que mi hija llevaba 5 horas dormida y sin comer.
Preocupadísima (y medio despistada por el agotamiento, para qué engañarte…) salí al pasillo a buscar a las enfermeras para preguntarles si creían que debía despertarla para ponerle al pecho porque no había comido en 5 horas y llevaba ese tiempo dormida. 
Las enfermeras me miraron con cara de incrédulas y permanecieron en silencio. 
Y les expliqué: «es que mi hijo nunca ha estado más de 3 horas sin comer y tiene año y medio».
Ellas me miraron con cara de pena, vinieron a revisar que mi hija dormía plácidamente en su cunita y me dijeron: «Simplemente está cansada y necesita dormir, no pasa nada. Descansa tú también y cuando se despierte ella solita, le das pecho»

Pensaron y tú probablemente pensarás: ¡Qué exagerada! 

Pues sí… una es exagerada con sus criaturas y lo sabe… pero es que yo no había visto nunca un bebé que estuviera más de 3 horas sin comer………

A los dos días, cuando llegamos a casa fui observando y descubriendo que mi hija era absolutamente diferente a mi hijo en el tema de dormir ( y en tantos otros…)

Mi hija se tranquilizaba mucho en el moisés. No le importaba estar tumbada un ratito sola mientras te oyera o viera y sobre todo. 
De hecho, algunas veces se durmió ella sola escuchándome cantar por la casa.

Además, descubrí que a ella le gustaba dormir con algo de luz. ¿Cómo descubrí ésto?
Porque si estaba dormidita hacía muchísimos ruiditos. Encendía una mini luz para ver qué le pasaba y los ruidos disminuían muchísimo.  Así que le puse una mini-luz de esas anti miedo al lado de su moisés. Dormía mucho mejor así.

Aun así, me despertaba puntualmente cada 3 horas durante los primeros 6 meses pero tomaba en 15-20 minutos y otra vez cada una a su cama hasta la siguiente vez.

Poco a poco fue espaciando las tomas nocturnas y a los 6 meses creo que ya sólo hacía una toma en medio de la noche.

Creo que las diferencias sustanciales entre mi primer y segundo bebé fueron dos:
– mis expectativas: eran tan horribles y tan duras que despertarme cada tres horas otra vez por mi hija me pareció mucho más leve de lo que fue.
– que yo lo llevaba mejor: Yo lo llevaba mejor porque sabía que puedes sobrevivir durmiendo así y estando tan cansada y llevar una vida más o menos normal. 
– y tenía esperanza de que mejoraría. Estaba segura, sabía, que poco a poco iba a mejorar y empezarían a dormir mejor.


Cambios en los patrones de sueño infantil:

 

Los cambios más importantes en el sueño de mis hijos han sido con cambios de estilo de vida marcados ya que los dos cambios sustanciales que hemos vivido ha sido a la vuelta del verano tras pasar un mes en casa de los abuelos en el pueblo.

El verano en que mi hijo tenía casi 3 y la peque uno y medio aprox mi hija decidió que ella no quería dormir más en la cuna porque su hermano dormía en cama. Con esa edad, pusimos una cama extra en el cuarto de su hermano y ella pasó a dormir con él.

Como ya te conté en el artículo II sobre mi experiencia infantil, coloqué un sofá mecedora entre ambas camas y mis hijos se dormían mientras yo les daba la mano. Tardaba una media de 30-45 minutos diarios pero me compensaba.

Este verano y tras ver que mi hija era capaz de dormirse sin estar yo con ella, les expliqué que a partir de ahora, les leería cuento, les daría beso y me iría a hacer cosas pero que si me llamaban, vendría.

Los primeros días, salía de su habitación y ambos me preguntaban: «mamá, ¿Dónde estás?» Y yo: «En la cocina», «En el salón», «lavándome los dientes», «planchando», lo que fuera… 

Ahora mi hijo se duerme en cuanto salgo de la habitación tranquilo, agotado y con el sueño maduro de un niño de 4 años. 

Mi hija (actualmente 2 años y meido) me llama unas 8 veces con todo tipo de excusas: pis, agua, cacas, miedo, se me ha olvidado abrazo y besos, me molesta la luz, quiero luz, quiero agua otra vez… miles de excusas… hasta que me harto y le digo que yo ya no voy más. Entonces va su padre y tras darle abrazo y beso, se duerme.

Te cuento una anecdotilla: este sábado hizo lo mismo que todos los días pero, cuando le dije que ya no iba a ir más, me contestó que ya se dormía.
 Me fui a ver la tele y tras 25 minutos de silencio absoluto, en los que pensaba que estaba dormida, le oigo llamarme. Voy a su cuarto y me la encuentro tendida boca abajo en la butaca mecedora. Me mira y me dice: «mamá… estoy… estoy… estoy… mu mu aburida»

Se me saltó la risa… 

La tumbé en su cama, le dí un beso y le dije: «Ala, a dormir». Y se durmió…


El objetivo este año: acortar las llamadas y vistas que necesita mi hija antes de dormirse.

Mi sospecha: hasta que no llegue la madurez cerebral de los 3 y medio – 4 años no dormirá como duerme ahora su hermano.

Lo bueno: existe la esperanza… si mi hijo (que fue durísimo para dormir cuando nació) ahora duerme como un bendito… todos los niños pueden y llegarán a dormir bien.

Desde aquí mando mucha fuerza las mamás y papás que estás sufriendo el sueño de vuestros hijos!!!! Mi más profunda solidaridad y comprensión… Un abrazo!

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Yo soy Ana Monente Mozaz (Ana Cestaland), farmacéutica y madre de familia numerosa de tres hijos que me enseñan e inspiran cada día.

Desde 2005 tras el mostrador de mi farmacia en Paseo Anelier 18 en Pamplona ayudando a cuidar y mejorar la salud de nuestros pacientes.

En 2012 creé con mucha ilusión Cestaland (regalos para bebés y embarazads) y este blog Cestaland de maternidad y salud infantil. ¡Bienvenido!

Este blog busca ser una ventana al mundo para dialogar sobre maternidad, crianza, embarazo, parto, bebés. Intentando aportarte consejos útiles y muchos trucos acumulados estos años para ayudarte en el reto que es la gran aventura de la maternidad.

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2 comentarios

  1. Gracias Idoia!
    Fue muy graciosa… es que son tremendos estos peques…
    Lo de la luz y mi hija fue una cosas super rara… y curiosa… por eso creo que es bueno compartir este tipo de cosas. Igual lo que se nos ocurre a una, le viene bien a otra madre… Y por 10 minutos de sueño somos capaces de probar lo que sea!! Otro día contaré el truco que yo desarrollé para conseguir que mi hija se durmiera de paseo que es también otra locura pero me funcionaba muy bien!
    Besazo y gracias!!

  2. Qué interesante leer la evolución del sueño de los niños. Yo creo que es el tema que más nos preocupa a las madres, junto con la comida. Sobre todo porque dormir mal es durísimo. Me he quedado alucinada al leer que tu peque durmió tanto en el hospital, ¡era una marmotilla! Ojalá, si tengo otro hijo, me pase como a ti 🙂 Y qué buena la historia de la mecedora, éstos niños… Qué bien que ya tienes el tema del sueño casi controlado. Al final, aprendes a base de prueba y error a buscar truquitos para conseguir que se duerma mejor o antes. Como lo de la luz, un cuento especial, darles la mano…

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