El sábado en nuestra casa hacemos sesión de cine.
A mis hijos les encanta. Cenamos en el salón, en la mesa pequeña junto a los sofás y mis hijos son felices con el «plan especial» de sábado.
Estos momentos me está permitiendo revivir películas que he visto en mi infancia y que me traen recuerdos maravillosos, sobre todo de la infancia de mi hermana pequeña. Y también estoy descubriendo nuevas películas de dibujos que han salido en los nuevos años.
Por ahora, solemos ver películas de dibujos. Pronto entraremos al mundo «fuera de dibujos».
Una de las películas que más me ha gustado entre las «nuevas» es Aviones de Pixar.
Aviones es una historia de superación personal y de ayudar a los demás.
Dusty es un avión fumigador que sueña con ser un avión de carreras.
Él no ha nacido para correr: no tiene diseño aerodinámico, lleva una gran carga en el depósito para fumigar, su hélice es pequeña y como está diseñado para volar bajo, sufre de vértigo si coge altura.
Con todas estas dificultades, lo más fácil para él sería rendirse, aceptar sus limitaciones y aprender a ser feliz con ello…. PERO… y aquí está el gran PERO… Él sueña con ser un avión de carreras.
Para ello, está dispuesto a entrenar duro y llegar al límite de sus fuerzas.
La aventura empieza cuando consigue entrar como participante en la carrera de aviones.
Obviamente, cuando llega a la pista, todos los demás corredores, a los que él admira y a quienes no tiene miedo de elogiar, se ríen de él y le consideran fuera de sitio.
Empieza la carrera y, mientras los demás vuelan alto y al tope de sus posibilidades, Dusty vuela bajo y siguiendo su propio ritmo. Durante las distintas etapas, muchos compañeros van necesitando ayuda: un avión se cae y Dusty le ayuda a evitar el accidente, otro avión se enamora y Dusty le ayuda a conquistar a su «avioncita», etc.
Llega un momento en que Dusty necesita volar más rápido si quiere tener alguna posibilidad de ganar la carrera y tiene que deshacerse de su tanque de fumigador.
Sin él, se siente como «desnudo» pero pronto se da cuenta de que a veces… len la vida es necesario, y hasta imprescindible, «soltar» las cosas que nos pesan y no nos dejan crecer.
En el transcurso de su carrera Dusty tiene un accidente y su estructura resulta muy dañada. Cuando parece que tendrá que abandonar, todos los aviones a los que él ha ido ayudando desinteresadamente van aportando pequeñas piezas para recomponer su dolorido chasis y puede volver a competir.
El final es maravilloso.
Dusty va a quedar segundo pero ha estudiado las flaquezas de su oponente, el actual campeón, que es engreído.
Su oponente tiene una gran debilidad. Posa para la foto del «ganador» unos segundos antes de cruzar la meta y ahí está la ventaja de Dusty.
Dusty se cuela por el lateral mientras el otro avión posa como triunfador y ¡¡¡gana la carrera!!!!
Qué lecciones valiosísimas extraigo yo de esta película tan tierna:
– tú has nacido con unas habilidades pero PUEDES LLEGAR A SER LO QUE TE PROPONGAS SI ERES CAPAZ DE:
- esforzarte lo suficiente.
- ser persistente y no derrumbarte ante el fracaso
- soltar «lastre». Suelta y elimina de tu vida aquello que no te deja crecer.
– elogiar a los que son mejores que tú no te hace más débil. Sólo los grandes son capaces de ver que otros son grandes también, y no por ello tienen miedo de que sus sombras les tapen.
– ayudar a los demás sin esperar nada a cambio siempre siempre siempre trae recompensas maravillosas… además de hacerte sentir muy muy bien.
– estudia a tus oponentes, no seas engreído y no des el triunfo por conseguido hasta que no haya terminado la competición. Es decir: lucha hasta el final pero siempre con humildad y sin pisar a nadie.
Si no la has visto, ¡¡ya estás tardando!!
